lunes, 25 de noviembre de 2019

Mercurio y Azufre: la figura del andrógino en el manga y el anime...


Éste texto fué presentado para el Coloquio de Manga y Anime 2019 de la UAEM. !Agradezco enormemente la invitación a cerrar el coloquio con esta ponencia magistral¡


Mercurio y azufre: La figura del andrógino en el manga y el anime. 

ABSTRACT:
El andrógino es una figura atávica, que ha persistido dentro de la memoria de la Humanidad tanto en las culturas orientales como occidentales, ya sea en su carácter de símbolo –revisaremos a Gilbert Durand-, como de arquetipo -Gustav Jung- y es tanto así que en nuestra cultura contemporánea puede manifestarse en las formas más inesperadas. Una de estas formas se nos revela en ciertos temas del manga y anime japonés, que son materia de exposición en este texto. 

1.1 El andrógino en la historia, el andrógino en Japón. 

“El que siente deseo, 
desea lo que no tiene a su disposición 
y no está presente, 
lo que no posee, lo que él
 no es y aquello de que carece, 
desea aquello de que está falto,
 y no desea si está provisto de ello”.
Platón -El Banquete- 

Andrógino es el termino que proviene etimológicamente del griego andrógynos, compuesto de andros –varón- y gyné –mujer-, es decir, ambiguo y contradictorio en su naturaleza y la RAE lo define como “Dicho de una persona: De rasgos externos que no se corresponden definidamente con los propios de su sexo.”. Entendemos entonces que el andrógino es, por definición, una figura peculiar que no corresponde a las ideas de normalidad según el consenso de género dentro del grupo social, que está fuera de esos roles o incluye a ambos en su dualidad. 

La memoria histórica y mítica de la Humanidad ha estado habitada abundantemente por esta figura; los ejemplos de casos de androginización simbólica no faltan en la historia oral o escrita. En América, por ejemplo, los chamanes varones suelen vestirse de mujer para celebrar sus ritos. En el Mediterráneo Clásico los sacerdotes de Atis llegaban incluso a castrarse y más tarde, en la Iglesia de Occidente, algunas santas son representadas con barba y el signo andrógino Tau (trazo horizontal, femenino y pasivo, trazo vertical, activo y viril). 

En Oriente tenemos por ejemplo, a los principios chinos femenino y masculino – distintos, pero ambas partesde una misma totalidad- del Ying y el Yang, y existen algunas someras representaciones del Buddha de la nueva era con rasgos tanto masculinos como femeninos.
El primer indicio del tipo andrógino en Japón se encuentra en el período Muromachi (1336-1573); en este tiempo los shôgun mantenían a jóvenes amantes en sus palacios donde, con el rostro maquillado, peinados formando trenzas y vistiendo largos trajes bordados –atributos propios de lo femenino-, accedían a sus deseos siempre que estos los requiriesen tanto para entretenimiento social como el canto o el baile (considerados indecentes para las mujeres) como para los placeres íntimos. 
 
Ya para el periodo Edo (1603-1868) en la cultura japonesa podemos ver que la figura del andrógino se manifiesta muy en especial en el teatro Kabuki, donde la figura del Onnagata es la encargada de encarnarlo. 

Los Onnagata son los actores que tienen por misión representar los papeles de carácter femenino en las tramas teatrales y los papeles ejecutados son aquellos de mujeres solteras, princesas y esposas de edad adulta, es decir sexualizadas, sujetas de deseo por parte de los personajes masculinos. Los papeles de ancianas y monjas son realizados por una categoría especial de onnagata llamado kashagata

En el mundo del Kabuki, existe también el Kagema: al igual que en el teatro isbelino, muchachos actores adolescentes representaban papeles femeninos. Se sabe que los kagema, trataban de seducir al publico desde una aparente e idealizada femineidad provocando el deseo de muchos de los espectadores que después les contrataban en un mercado de prostitución aceptado. Sobre esto Christine Guth, en su libro El arte en el Japón Edo, nos comenta: 

Esta androginia puede haber sido intencionada, ya que la prostitución masculina fue generalizada y los prostitutos masculinos a menudo adoptaron amaneramientos y vestimentas femeninas (Guth : 2009)








A partir de 1853, después del periodo de aislamiento y la subsecuente interacción con naciones occidentales y su marcado puritanismo, la presencia del andrógino pasa a ser pulsional y subterránea, y es solo hasta los años 70s que vuelve a la luz de la mano de la moda en Estados Unidos de Norteamérica; chicos delgados de melenas largas, chicas enfundadas en jeans y camisetas manifiestan una deliberada ambigüedad sexual que dará pié a los primeros personajes andróginos del manga. 


1.2 Una historicidad del andrógino en el manga. 

Una de las primeras y mas conocidas figuras andróginas del manga es el de Ribon no Kishi, de Osamu Tezuka (1954). En la historia se cuenta que en el cielo se asigna el sexo a bebés por nacer mediante la entrega de un corazón azul a los niños y un corazón rojo a las niñas. Sucede entonces que uno de los querubines llamado Cachito decide entregar a una de las niñas, una princesa llamada Zafiro, un corazón azul, en castigo es enviado a la tierra para corregir su error y es ahí donde después de algunos años, el ángel con apariencia de duende encuentra a la chica y trata de convencerla de devolver el corazón azul (masculino) que le fué dado erróneamente. La situación de Zafiro es ya de por sí complicada: en su reino rige la ley sálica (aquella según la cual las mujeres no pueden heredar el trono) por lo que el rey hace pasar a su hija por varón para evitar que nobles inescrupulosos tomen el poder. La princesa crece vistiéndose como hombre, actuando como hombre y con la responsabilidad de proteger a su reino. 
 
Ya para los años setentas aparece Kaze to Ki no Uta, de Keiko Takemiya. Este drama shojo cuenta la historia de Gilbert Cocteau, chico rebelde de la Academia Laconblade que conoce a Serge Battour, otro estudiante con el cual inicia una relación de amistad y amor tormentosa y atribulada. Es importante apuntar aquí que esta novela será pionera en plantear un nuevo género del manga, el YAOI, que utilizará a la figura del bishonen como un andrógino que proyecta lo indirecto del deseo femenino. El bishonen (o Chico hermoso) es un concepto estético japonés utilizado para describir al hombre hermoso, joven e ideal, cuya belleza y atractivo trasciende el límite de género u orientación sexual. Este concepto podría equipararse al del efebo de la antigüedad cásica occidental, en el sentido de aquél que no está aún marcadamente definido en su madurez sexual, permitiendo por lo tanto su nubilidad la cercanía al concepto de androginia. El bishonen, en cambio, es este chico sexualmente maduro pero con marcados signos femeninos que se nos presenta deliberadamente ambiguo. 





Y es en este sentido entonces cuando en 1985, en la serie Robotech (Genesis Climber Mospeada) de Hinji Aramaki, aparece la figura de Lance Belmont (Yellow Belmont o Yellow Dancer en la versión para América): fue parte de la nueva generación de pilotos de la Fuerza Expedicionaria, miembro de la División Marte, con el tiempo el adoptó la identidad de Yellow Dancer, una cantante de rock debido a su apariencia andrógina para pasar desapercibido por los Invids. Lance no sólo sigue con la tradición de los bishonen, sino que de alguna manera estandariza la ambigüedad de algunos de los personajes del manga y el anime, hasta el día de hoy donde este tipo de figuras se vuelven recurrentes permitiendo su naturalización. 





Igualmente importante es la aparición del manga Ranma Nibun no Ichi, de Rumiko Takahashi en 1987: en esta historia conoceremos a Ranma, personaje masculino que al caer en un foso encantado es maldecido con cambiar de apariencia y sexo con el agua fría. En este manga, luego convertido en serie, es importante apuntar la naturaleza dual del personaje principal: un ser que es chico y chica a la vez, y es este eje discursivo primario en el cual se basan una serie de anécdotas y peripecias que adornan la narración. 

Podemos citar algunas de las figuras más conocidas del andrógino en el manga y el anime hoy en día como Edward Wong de Cowboy Bebop, Yoite de Nabari no Ō, pero es Envy de Full Metal Alchemist la que nos interesa más, por su clara cita del arquetipo Junguiano y que veremos más adelante. 


1.3 Jung y el arquetipo ambiguo. 

Carl Gustav Jung, psiquiatra y psicólogo suizo conocido hoy en día por sus estudios sobre los arquetipos y su conexión con el símbolo, plantea al arquetipo como una estructura de la psique que tiene manifestaciones en diversas dimensiones de la cultura por medio de sus representaciones. Es decir: los arquetipos, según Jung, cumplen la función de ser estructuras simbólicas, “imágenes comunes” a todas las civilizaciones, que ayudan a comprender un “piso común” inconsciente de figuras recurrentes en la historia de la humanidad. 
 
Para Jung, tal como explica de manera profunda en su libro Psicología y Alquimia, la androginia no es sino una proyección mental del sujeto a través de la cual quiere resolver las contradicciones de lo cotidiano. Freud explora el tema antes que él y opina que la situación de androginia corresponde a los primeros años de la creación y al estado prenatal, en el que el sujeto carece de problemas y conflictos y, por tanto, es aquel estado previo a la sexualización el que se recuerda como edénico y que se aspira a recuperar. 

En la alquimia existe el Rebis, poderoso ser primordial de carácter indiferenciado que es predecesor a Adán y a Eva. Éste simboliza la dualidad, la perfección y el ideal inalcanzable. El rebis es un constructo simbólico que explica el afán de superación –completud- al que aspira todo ser humano siempre. 





La androginia es, entonces, ese estado de completud idílico donde el sujeto no experimenta la carencia: todo en él es y él lo es en todo; las contradicciones son parte de él ya que él mismo es la unidad, sobre esto en el libro antes mencionado Jung comenta: 

Sin la experiencia de lo contradictorio no existe experiencia alguna de la totalidad y, por tanto, tampoco ningún acceso interior a las imágenes sagradas. (Jung: 1944)

En este sentido comprendemos que esta figura se haya presentado constantemente en diversos momentos históricos y muy especialmente en el campo de lo sagrado. 

Lo que apunta muy en especial Jung sobre esto es la capacidad del arquetipo de manifestarse como entidad simbólica: es polisémico y ambiguo, nos remite a algo pero no se reduce a una sola representación. Según el autor, la función simbólica en la psique tiene un papel fundamental: los símbolos son los mediadores – representaciones- entre el consciente y el inconsciente, y por ende son una forma de unir los contrarios. 

Para Jung la alquimia es sujeto de estudio profundo por sus claros signos simbólicos, entre ellos el del andrógino encarnado por la conjunción del mercurio (principio femenino, correspondiente al anima) y el azufre (principio masculino, correspondiente al animus), sobre esta unión el autor menciona lo siguiente: 

 
La problemática de las contradicciones originada por la sombra desempeña en la alquimia un papel grande y decisivo: al fin y al cabo, en el curso de la obra, conduce a la unión de los contrastes en la forma arquetípica del hierosgamos, o sea, de la «boda química». Se funden en ésta en una unidad los contrastes supremos en la figura de lo masculino y lo femenino (como en el Yang y Yin chino), unidad que no contiene ya contraste alguno y que, por tanto, es incorruptible. (Jung: 1944)



Lo incorruptible, lo completo y lo divino como un estado ideal al cual aspira la humanidad se manifiesta mediante los mil rostros del andrógino: ese que lo es todo y lo tiene todo, el perfecto. 

1.4 El andrógino como símbolo junguiano en el manga y el anime. 

Entendidos entonces los conceptos anteriormente descritos reflexionaremos sobre los personajes antes mencionados y su relación con el arquetipo junguiano. 

Es la aparición del andrógino en la cultura japonesa con los antecedentes del Onnagata y el Kagema los que dan pista de este arquetipo como símbolo: recordemos que el símbolo tiene la capacidad sígnica de quedar como una multiplicidad, sobre esto Gilbert Durand - antropólogo, mitólogo, iconólogo y crítico de arte francés- en su libro La imaginación simbólica comenta: 


El símbolo es un signo que remite a un significado inefable e invisible, y por eso debe encarnar concretamente ésta adecuación que se le evade, y hacerlo mediante el juego de las redundancias míticas, rituales, iconográficas, que corrigen y complementan inagotablemente la adecuación. (Durand: 1968)3


Así el símbolo puede tener un significado y un significante infinitamente abiertos, por ejemplo: la idea de “fuego” puede tener sentidos divergentes o incluso contrarios, como en “fuego purificador” (sentido de renovación o redención), “fuego sexual” (ardor, pasión), “fuego infernal” (castigo y tortura, agonía), “fuego demoníaco” (furia, violencia, pasión descontrolada). De ahí la flexibilidad característica del símbolo. 

Para el autor este es siempre redundante, pero dentro del concepto de que mediante la repetición se “acumula sentido”, ya que el conjunto de todos los símbolos relativos a un tema los esclarece y enriquece mutuamente. Y en ese mismo sentido Jung deduce que el arquetipo es de naturaleza claramente simbólica, ya que es en su identidad mutable donde reside su verdadero poder. 

Así, podemos ver en la multiplicidad de las representaciones del andrógino chicos que parecen chicas, chicas que parecen chicos, o individuos indiferenciados.
 
Y es entre ellos el personaje de Envy –envidia- en Fullmetal Alquemist el que nos parece relevante tanto por su función clara de símbolo, como de arquetipo: Esta es una serie de manga escrita e ilustrada por Hiromu Arakawa, que se convierte en anime en el año 2003. La historia describe las tribulaciones de los hermanos Elrich, que por cuestiones de vida desafortunadas se convierten en alquimistas en búsqueda de la piedra filosofal. En la búsqueda de ésta, se encuentran en continua lucha con los homúnculos -creaturas de apariencia humana, pero con capacidades sobrenaturales)- entre los cuales encontramos al personaje de Envy: personaje ambiguo que fluctúa copiando a hombres y mujeres por igual y que tiene por origen una operación alquímica. 





Este es el ejemplo por antonomasia de la figura del andrógino como arquetipo junguiano: sus signos sexuales no son diferenciados y es, ante todo, la unión de los principios femeninos y masculinos, del mercurio y el azufre, deseando nunca ser definido. 

Como podemos ver, el símbolo del andrógino muta una y otra vez desde el “andrógino femenino” como Zafiro, el “andógino masculino” como Gilber Cocteau y Lance Belmont y los andóginos indiferenciados de Ranma y Envy; todos ellos son una unidad mínima de significado con la maravillosa capacidad de mutar en cuanto a su forma, acumulando dimensiones del mismo signo. 

Así tanto para Jung, como Durand, coinciden en entender el símbolo como una entidad móvil, es decir, que muta de periodo histórico en periodo histórico. Cambia de piel y es múltiple permitiendo que, por acumulación, se potencie en su carácter universal, sobre esto Gilbert Durand nos dice:

 
...remite a un significado inefable e invisible, y por eso debe encarnar concretamente esta adecuación que se le evade, y hacerlo mediante el juego de las redundancias míticas, rituales, iconográficas. Que corrigen y completan inagotablemente la inadecuación. (Durand, 1968) 


Y es así como entenderemos entonces como la imaginación y sobre todo la imaginación simbólica permite que el símbolo y el arquetipo fluyan, evitando toda rigidización, toda petrificación que les condenaría a vaciarse de sentido. Es, la imaginación simbólica la que permite las “polarizaciones divergentes, las imágenes antagónicas, conservan su propia individualidad, su potencialidad antagónica y solo se relacionan en el tiempo, en el hilo de un relato, más en un sistema que en una síntesis.” 

Ese “sistema” nos permite entender que hoy en día los arquetipos siguen tan vigentes como en el periodo Muromanchi y que es el andrógino en la cultura popular japonesa un signo más vivo que nunca.

 
1 Guth Christine. (2009). El arte en el Japón Edo. España: Akal. 

2 Jung Gustav. (1989). Psicología y alquimia. España: Plaza y Janés.
3 Durand Gilbert. (1968). La imaginación simbólica. Buenos Aires: Amorrortu.




lunes, 11 de noviembre de 2019

Coloquio del Metal en Morelia...


! Y bien, este finde tocó ir a Morelia a la Jornada académica sobre estudios del Heavy metal¡

Estuvo muy chido, las ponencias variadas y muy interesantes, la verdad es un gusto saber que hay espacios donde se pueda hablar de otras cosas que no sean "Alta cultura" (lo que esto carajos signifique).

Mi exposición está basada en un texto sobre Black metal y la categoría estética del Unheimlich (según Schelling, Freud y Jung, principalmente).

Para los que quieran echarle un ojito, acá va:


Título: “El amanecer de los corazones negros: Black metal, estética y herejía, como prácticas culturales”.

Línea temática, prácticas culturales: La estética del Black metal como práctica cultural.

Propuesta (Análisis del discurso visual/Estética de lo siniestro):


INTRO.


Heredero del género musical Heavy Metal, el Black Metal surge en la década de los ochentas y se define como una respuesta oscura a la tradición judeocristiana. Grupos como Venom plantearían un campo de juego que al tener contacto con los países nórdicos daría pie a lo que ahora conocemos como segunda generación; un statement claro contra el mundo cristiano racional, puro y domesticado.

Su postura estética puede ser rastreada desde las culturas punk y biker en el rechazo tajante hacia las tendencias estandarizadas de la moda. En éstas las ideas del “hazlo a tu manera”, el individualismo y la independencia van generando un caldo de cultivo que produce un tipo nuevo de estética inconfundible: pentagramas, sangre, cuerpos mutilados son parte de un universo perturbador que no sólo responde desde lo sonoro, sino desde una visualidad rica en potentes significados.

Es así entonces como entendemos que en un entorno tan civilizado, tan puro, que pretende ser bueno, bello y ordenado, es el blacker, el que se encarga de desmontar el paradigma desgastado de la modernidad: Para este individuo las supuestas verdades vendidas por la ilustración son sólo retórica reiterativa y estéril y es por medio de la adrenalina, la anarquía, lo terrible y la sombra que busca reencontrarse con la dimensión poética y simbólica de lo perturbador y de lo siniestro. 


1.1  Lo siniestro y la estética:


Lo siniestro es una categoría estética considerada contemporánea y explorada anteriormente como concepto por Schelling y Freud, entre otros. Das Unheimliche plantea a todo aquello que debió haber permanecido en secreto, escondido, y sin embargo ha salido a la luz: lo extraño e inquietante que deviene como una relación de tensión entre la sensación de lo familiar vs lo oculto, la autoconsciencia y lo inconsciente, el yo y la naturaleza. Sobre esto Freud (1919) comenta en su texto Lo siniestro, lo siguiente:


…lo siniestro sería aquella suerte de espantoso que afecta las cosas conocidas y familiares desde tiempo atrás.[1]


El término heimlich, significa “familiar, hogareño, propio de la casa”, etc. , en su faceta oscura trastoca esa sensación de familiaridad convirtiéndose en unheimliche: lo siniestro. Se muestra ante nosotros como algo que no reconocemos y que, por ser ésta su naturaleza nueva terrible y lejana a la costumbre, nos produce angustia.


Por otro lado Jung se refiere al unheimlich como una suerte de “sombra colectiva”, un conflicto no resuelto entre el afán del cristianismo racional y su co-relato en el mal como pulsión primitiva.  Recordemos que para Jung (1951) la sombra es términos generales un conjunto de  aspectos oscuros de la personalidad que han sido rechazados, negados o reprimidos de la psique consciente por ser difíciles de reconocer para el sentido de identidad y autoimagen del yo. Es estos sentidos, tanto en Freud como en Jung, esta noción de lo siniestro o lo ominoso pareciera implicar algo que de alguna manera se intuye, se desea y se teme de manera inconsciente, y que nos sorprende por no sólo develarse a si mismo, sino a nuestras secretas  intenciones. Al revelarse en lo real, se nos revela también la parte de nosotros mismos que es oscura, pulsional y primitiva, esa que a su vez nos espanta y nos fascina.

Para la estética blacker, el uso de símbolos como la sangre, la muerte, la fragmentación y el caos, son medio para una articulación que nos conecta con lo oscuro y lo siniestro, ya que responde de manera eficiente a esta dimensión perturbadora de la psique individual y colectiva.

1.1  Sobre lo siniestro y su relación con lo bello.


La categoría estética de lo bello ha sido tema de reflexión y estudio desde la época clásica del pensamiento occidental. Lo bello ha sido comúnmente asociado con lo bueno, lo placentero,  lo luminoso o una vía de comunicación con lo divino como vía de completud o redención.

Pero según Schelling (1800), el unheimlich[2] es una categoría estética que duerme en el fondo de lo bello, esa categoría medular en la estética; oculta tras de ella y en juego siempre se encuentra el caos, el desorden, el misterio que conforman a lo siniestro y lo que las convierte de alguna extraña manera, en un dialogo.

La belleza para este autor es la resolución de un conflicto entre el yo –como autoconsciencia- y la naturaleza –eso que “es”, que “sucede” independiente de nosotros mismos-. Sobre esto en su texto Sistema del idealismo trascendental, comenta:

…Y pone lo únicamente real en un absoluto que es causa y efecto de sí mismo -en la absoluta identidad de lo subjetivo y lo objetivo, que denominamos naturaleza y que denuevo, en la máxima potencia, no es otra cosa que autoconciencia.[3]

Así, entendemos que ésta consciencia del ser, que se basa en un ejercicio de libertad es una manera de regular nuestro conocimiento del mundo y que nos sirve para fundamentarlo, una figura de mediación entre los mundos internos y externos, que nos permite establecer una conciliación. El arte, como ejercicio libertario, es uno de los medio idóneos para unir a estas entidades que a momentos parecieran demasiado lejanas y la experiencia estética es una forma también de autoconsciencia.  Lo perturbador  como forma estética tiene entonces la capacidad de mostrar otra faceta de esto que ya pensamos todo entendido, o todo dicho: se nos devela como un elemento que nos permite no dar las formas de lo bello por sentado.

Por otro lado tenemos la categoría estética de lo feo, lo feo es por definición la ausencia de armonía, lo incompleto, lo malo o inadecuado. Es la antítesis de lo bello y por tanto podemos entenderlas como las caras de una misma moneda; una no puede existir sin la otra.

Y entonces, ¿qué pasa con lo siniestro? Pues bien, éste tiene la función de mostrarse cuando pareciera que las formas de manifestación de lo bello quedan agotadas, no es bello entonces, pero tampoco es necesariamente feo. Sabemos que podemos amar a lo bello y podemos rechazar a lo feo, pero lo siniestro es aquello que nos deja en un limbo sin habla por que no sabemos que hacer con el, se nos devela cuando menos lo esperamos y se convierte en una inquietud que no descansa, que no nos permite cerrar los ojos ante aquello que se nos muestra de repente. Lo siniestro nos demuestra lo potente de nuestros deseos más oscuros y la revelación antes ignorada de estos.

Entonces lo ominoso reformula desde lo simbólico eso que nos espeluzna y por tanto también lo que nos cautiva, regresándonos otra dimensión en la autoconsciencia. En su texto La autoconciencia terrorífica: algunos aspectos acerca de lo siniestro en Schelling, Daniel Tenorio Gutiérrez [4] nos explica:


… La manifestación de lo siniestro es una pronta recuperación de la autoconciencia: estando oculto el Yo no lo percibe, está integrado a él, pero en el momento de aparecer, el Yo, como si fuese algo frágil, se resquebraja y se observa tembloroso: un principio que se observa a sí mismo desconfiado.

Este desmontaje que plantea lo siniestro es una manera potente de refrescar la capacidad de mutación del símbolo, una forma de no dar por sentado la infinitud de la resemantización de este. De ahí que el Black metal plantea toda una nueva manera de develar aquello que es ominoso y que va más allá de la categoría clásica de la fealdad, el blacker comprende de una manera intuitiva la experiencia de lo terrible como un código contracultural estético potente y sublime.

1.1  Sobre poética y simbólica en el Black metal:


Ya entendido el campo de juego del unheimilch, podremos hablar entonces sobre algunas de las posibles dimensiones del Black metal en esta categoría estética.

Hablemos entonces sobre uno de los personajes-leyenda más importantes de este género; Per Yngve Ohlin, alias Dead. Precursor del corpse paint y la automutilación como vía de expresión. Ohlin nace en 1969 en Suecia y es miembro de las bandas Morbid y Mayhem. Conocido por sus extrañas apariciones en tocadas subterráneas, hace uso de el corpse paint que es un estilo de maquillaje escénico en el que se emplean maquillaje principalmente con los colores blanco y negro. Éste maquillaje tiene como finalidad dar una sensación perturbadora, no sólo como amplificador de las nociones de muerte, sino de la idea de un personaje sobrenatural. La piel pintada de blanco nos remite a los cadáveres y a los fantasmas, a un personaje que sabemos que está vivo pero que no parece estarlo, un estado indefinido entre la animado y lo inanimado, lo vivo y lo muerto. El recurso del corpse paint será hasta nuestros días utilizado por diversas bandas de Black metal, convirtiéndose en canon. Sobre el uso de Corpse paint, Necrobutcher bajista de Mayhem, en su entrevista con The Guardian, apunta:


…No tenía nada que ver con la forma en que Kiss y Alice Cooper usaban maquillaje. Dead realmente quería parecer un cadáver. No lo hizo para verse “cool".[5]


Krovatin, Chris, artículo, recuperado de https://www.kerrang.com/features/per-dead-ohlin-was-black-metals-most-tragic-loss/



Sobre este mismo sujeto, mencionaremos entonces la portada de  Down of the Blackhearts, bootleg en vivo de Mayhem, éste es famoso por tener la fotografía tomada por Øystein Aarseth  del cadáver de Ohlin tras su suicidio en 1991. Esta portada se vuelve legendaria por la imagen que ante nosotros se presenta: en ella el cuerpo de Dead yace pálido, casi transparente, en medio de un caos de sangre, sesos y armas. Lo brutal de la escena se vuelve casi absurda por la playera con la leyenda “I love Transilvania”, que pareciera vaticinar medio en broma, medio en serio la presencia de Dead como un muerto en vida. Es esa indefinición lo que nos perturba ya que la fotografía pareciera salida de una película de cine gore pero sabemos que es verdad. 
 
 
 Listas20minutos, Las 13 portadas de discos mas fuertes y extremas de la historia, recuerado de https://listas.20minutos.es/lista/las-13-portadas-de-discos-mas-fuertes-y-extremas-de-la-historia-279683/
 
 
La escena nos muestra la develación concreta de la pulsión freudiana de la muerte, sobre ella se dice que es ese regreso simbólico de lo vivo a un estado inanimado[6] –que es esencialmente la idea del origen, lo absoluto, lo inmutable, lo eterno-. Para regresar a este estado es necesario entender que hay una suerte de paso demoniaco donde la destrucción, la desintegración y la disolución son necesarios y es ahí donde encontramos esa familiaridad encarnada: la escena doméstica, el cuarto con el sujeto encima del colchón, que yace pero no en un estado de sueño, sino de muerte, esa familiaridad que nos perturba y que nos impide a la vez cerrar los ojos.

Otro de los fenómenos de lo ominoso en el movimiento blacker, es el uso simbólico de la iconografía y la simbología cristiana; para esto podemos hablar de la quema de iglesias realizada por algunos de los personajes del llamado Inner Circle noruego. En Noruega, entre los años 1992 a 1998, 52 iglesias fueron quemadas,​ 15.000 tumbas fueron profanadas y muchos de sus cementerios fueron pintados con símbolos satánicos​; entre las estructuras religiosas más importantes incendiadas se encuentran la iglesia medieval Fantoft -6 de junio de 1992-, las capillas Holmenkollen y Skjold. Curiosamente una fotografía de lo que quedó de la estructura Fantoft se convirtió en la portada del  álbum Aske de Varg Vikernes, también conocido por ser miembro del Inner circle, como de asesinar a Øystein Aarseth.  




Anónimo, Mercadolibre, recuperado de: https://articulo.mercadolibre.com.mx/MLM-570718651-burzum-aske-lp-_JM

Para el movimiento blacker la profanación de los símbolos cristianos es una manera de regresar a un estado de idealización de la  tradición nórdico-pagana y en este sentido la manera en la cual entienden esta tradición viene desde una perspectiva claramente romántica: el black metal es una respuesta nacionalista, libertaria y visceral a la estructura extranjera, ordenada y rígida con al cual se supone llega a invadir Noruega el pensamiento cristiano.

En este sentido, el álbum  se llama Aske –ceniza- , de manera literal y simbólica: cenizas son las que quedan de la iglesia Fantoft, pero son también las que nos hablan de manera simbólica, sobre esto Federico Sevilla (1990), en su Diccionario de Iconografía y Símbología [7]nos comenta sobre el fuego y la ceniza:

…Se ha atribuido comúnmente al fuego significados de regeneración y purificación, acción fecundante e iluminadora.


Como resultado de una aniquilación, la ceniza evoca este concepto, tanto su aspecto material –muerte- como espiritual –humildad, penitencia- … En algunos conjuntos simbólicos del siglo XVIII, la ceniza, sugiere un proceso de desmaterialización, con un sentido de espiritualización , situándose, por tanto, en algunas de las zonas elevadas del monumento vertical (ascenso místico).


De ahí que los símbolos de la iglesia quemada y la ceniza sean también símbolo de una destrucción purificadora que al ser fin y comienzo nos deja una sensación de extrañeza y ambigüedad, que desde su origen sombrío nos seduce.

Recordemos que Freud pasa de hablar del eros hacia el tanathos, como una operación simbólica que lleva desde lo familiar al caos y a lo desconocido, en este sentido es importante entender que acá es un regreso de lo vivo a lo inmaterial, el origen simbólico del cual proviene todo.

Y por otro lado Shelling propone, a lo siniestro como un agente que desrigidiza concreciones de belleza estandarizadas y desgastadas, por medio de la experiencia estética –
autoconsciencia-. Es decir lo que ya damos “por familiar” tal vez por algo conocido, al presentar su rostro perturbador, nos permite volver a dudar sobre nosotros mismos.

Y si bien, en estos ejemplos hemos hablado de la relación de las nociones freudianas del unheimlich y la pulsión de muerte, tendremos también que tener presente que lo siniestro como categoría estética también puede, como plantea Schelling hacer una reformulación sobre las funciones expresivas de lo bello como claridad.

Es este sentido hablaremos entonces de Darkthrone, este grupo fundado en 1986 fue, junto con la primera ola del Black metal pionero en el uso de los ahora ya muy conocidos logotipos “ilegibles” del metal, sobre esto Mark Riddick, diseñador y autor del libro Logos from hell, apunta:

... El objetivo de estos logotipos es que no es para ti, a menos que ya lo sepas,... tienden a ser cada vez más extremos y a medida que te ramificas ...[8]

Es en este sentido que otra vez entendemos las directrices de conforman la estética del black metal, donde hasta el diseño de logotipos va en contra de la claridad y legibilidad que “tendría que tener”: no hay razón lógica para que estos logotipos sean casi imposibles de leer, ni tampoco una razón mercadológica, todo es coherente a esta búsqueda de lo perturbado, donde el caos y el sinsentido reinan.





Engel svart, RockAmino, recuperado de: https://aminoapps.com/c/rock-amino-x/page/item/darkthrone/zg05_RvcwIYqXxDknXl2xkRVjGdqaYnVPd


El logo de Darkthrone –como otros muchos del black metal- busca ser en su forma una manifestación del unheimlich: la sangre, lo muerto y el pentagrama[9] –como símbolo satánico- son algunos de los símbolos de lo ominoso y es sobre todo en esa forma confusa, extraña, donde con el suficiente esfuerzo se nos muestra el texto, donde pareciera a momentos una especie de ejercicio de manchas de Rorschach en el cual lo inferido a momentos depende de la psique del que mira.

Entonces, éste logotipo tiene no sólo símbolos reconocibles de eso siniestro que se nos muestra, sino posibles interpretaciones desde la sombra de aquello terrible que es parte de nosotros como individuos o como colectividad.

Analizando estos ejemplos en relación a la categoría de lo siniestro, podemos entonces quedar claros que la estética de este movimiento no busca ni ser bella, ni necesariamente ser fea, sino encontrar las maneras de revelarnos una dimensión oscura de lo que creemos conocido.



 
[1] Freud Sigmund. (1919). Lo siniestro. 2019, de UCM Sitio web: https://www.ucm.es/data/cont/docs/119-2014-02-23-Freud.LoSiniestro.pdf 
[2] No hay traducción exacta del término en alemán, pero para este ensayo podemos utilizar como sinónimos los términos de lo siniestro, lo ominoso o lo perturbador, dependiendo el caso.
[3] Schelling F.W.J.. (1800). Sistema del Idealismo trascendental. 2019, de Scribd Sitio web: https://es.scribd.com/document/341511736/1800-Schelling-Sistema-Del-Idealismo-Trascendental-Ed-Rosales-Dominguez
[4] Tenorio Gutiérrez Daniel Itzaes. (2019). La autoconciencia terrorífica: algunos aspectos acerca de lo siniestro en Schelling . 2019, de Academia Sitio web: https://www.academia.edu/30269046/ENSAYO_-_SCHELLING_Y_LO_SINIESTRO_-_HISTORIA_6.docx

[5] Anónimo. (2005). In the face of death. 2019, de The Guardian Sitio web: https://www.theguardian.com/music/2005/feb/20/popandrock4
[6] Sobre esto, la definición de  Laplanche y Pontalis (1996), en el Diccionario de psicoanálisis es esclarecedora, cito:  Dentro de la última teoría freudiana de las pulsiones, designan una categoría fundamental de pulsiones que se contraponen a las pulsiones de vida y que tienden a la reducción completa de las tensiones, es decir, a devolver al ser vivo al estado inorgánico. Las pulsiones de muerte se dirigen primeramente hacia el interior y tienden a la autodestrucción; secundariamente se dirigirían hacia el exterior, manifestándose entonces en forma de pulsión agresiva o destructiva.  Laplanche, Jean; Pontalis, Jean-Bertrand (1996). Diccionario de Psicoanálisis (Fernando Gimeno Cervantes, trad.). Barcelona: Paidós.
[7] Revilla Federico. (2003). Diccionario de Iconografía y Simbología. Madrid: Cátedra.
[8] Anónimo. (2015). The Beauty and Total Illegibility of Extreme Metal Logos. 2019, de Wired Sitio web: https://www.wired.com/2015/10/the-beauty-and-total-illegibility-of-extreme-metal-logos/
[9] Sobre esto Udo Becker en su texto Enciclopedia de los símbolos apunta: … Estrella de los druidas, la de cinco puntas dibujada de un solo trazo, antiquísimo signo mágico… En la Edad Media sirvió con frecuencia para conjurar los poderes diabólicos y los fantasmas nocturnos. Becker Udo. (1996). Enciclopedia de los símbolos. México : Océano.


Ya pa los que quieran ver la ponencia como tal, acá va link y videito:

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